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Primero que nada, se debe de establecer el riesgo del individuo de tener complicaciones de acuerdo a lo que sucedió en el infarto. Esto lleva al médico a establecer si el paciente requiere de supervisión estricta, o puede ser dado de alta sin mayores riesgos. Al egreso del paciente, su Cardiólogo debe de explicarle qué puede y qué no puede hacer. Hay que indicarse los datos de síntomas u otros signos que indiquen las posibles complicaciones.
Al ir a su casa, vendrán muchas preguntas ¿Cómo me cuido? ¿Me dará otro infarto? ¿Haré lo mismo que antes? ¡Y muchas otras! Lo primero es conocer los medicamentos, horarios y efectos secundarios, y apegarse al tratamiento. Lo sé, son muchas pastillas, pero créanme, el paciente lo necesita. Si tiene dudas, pregunte a su médico antes de su egreso del hospital, o a las enfermeras que lo han administrado. Lo que sigue después, es hacer que no tenga un nuevo infarto, para eso se verifican los factores de riesgo cardiovascular: Tabaquismo (suspender definitivamente), control de la presión, glucosa y colesteroles en forma estricta y personalizada. Ver el peso, índice de masa corporal y perímetro abdominal, y con ello lo que los pacientes temen y menos quieren: cambiar su alimentación por una que sea sana.
Ahora, la actividad física. Se recomienda mínimo 30 minutos de actividad física moderada (caminar, bicicleta, nadar) 6 días a la semana. Aquí es donde los programas de Rehabilitación Cardiaca son útiles, porque el paciente hace ejercicio supervisado, ajustado y personalizado a cada paciente de acuerdo a lo que haya pasado con su corazón.
Son muchas las creencias que hay sobre la actividad física y lo que puede hacer un paciente. Habitualmente a las 4 semanas ya puede reintegrarse por completo a actividades de la vida diaria y el trabajo, siempre aconsejado por su cardiólogo.
El conocimiento y la comunicación con su médico es lo más importante, y no debe de haber lugar para dudas o vergüenza al momento de preguntar sobre lo que pueda hacer cada individuo. Y recuerde que el paciente no puede ser el mismo que fue antes del infarto. Tiene que ser mejor de lo que era antes para que no le dé otro infarto.