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Los daños del tabaquismo y alcoholismo en la salud cardiovascular.
El alcohol y el tabaco son dos drogas legales, socialmente permitidas, que están relacionadas al relajamiento, al status y a ser divertido en cualquier evento social.
Con esos antecedentes sociales, no es raro que haya una gran cantidad de fumadores y bebedores “sociales”. Somos líderes en el país por la cantidad de cerveza que se bebe por total de la población, este vicio a veces es fomentando dentro las familias el permitir beber desde la adolescencia, los padres y adultos irresponsables de los jóvenes, adelantan el inicio del consumo de bebidas alcohólicas sin conocer las consecuencias.
Si hablamos de cigarro, la gente piensa más en enfisema y cáncer cuando hablamos de riesgos en la salud, lo que no saben es que para cuando tienen alguno de los dos, ya tienen daño en sus arterias. El tabaco produce daño directo en las arterias, promueve la aceleración de la arterioesclerosis, proceso que inflama y obstruye las arterias. Quien fuma, tiene 5 veces más riesgo de tener un infarto, algún procedimiento cardiaco, hemorragia o infarto cerebral, este riesgo desaparece 15 años después de haber dejado de fumar. Quien diga que se fuma uno de vez en cuando, sigue teniendo riesgo, aunque sea menor, que el que fuma frecuentemente. No hay medida baja para quien fuma, si lo haces estás en riesgo.
En cuanto al alcohol, se tiene una medida para el consumo de bebidas alcohólicas, y está relacionado con la cantidad de alcohol que tiene cada bebida. La recomendación son dos medidas estándar de alcohol al día para hombres y una para mujeres y no son acumulables. Quien bebe en forma excesiva, debe de moderar su consumo. Podemos ser tolerantes como médicos en cuanto al consumo de alcohol, cuyos efectos benéficos en el vino tinto han sido demostrados, pero al igual que los medicamentos, tiene su medida, la cual no debe de excederse por los efectos secundarios.